En el Viaje - Cuento

Tenia olor a chocolate y escencias de cafe, sabor a azucar flor, a miel en sus dulces labios. "Por que te haces esto" se decia Gabriel al percatarce que otra vez habia vuelto a soñar con ella. Instantes magicos, esta vez fué algo diferente al resto de miles de veces que habia soñado con ella. Mientras le tocaba su suave y dulce fina espalda pudo sentir que ella tambien tenia alas, algo inesplicable en su situación. Se supone que una doncella no podia volar por si solas, por eso existian los angeles, para poder llevarlas donde ellas necesiten. Por lo menos esa es la historia que innunda las tradiones de su tribu. Lo incomodaba y apasiguaba al mismo tiempo, Rafael era bueno para interpretar los sueños, pero ya no estaba, no lo habia visto hace meses. Las doncellas son hermosas, creadas al eterno calor de los fuegos del centro de la tierra y forjadas con espadas de inoxidable acero, nacidas para procrear y tener suficiente control mental para poder mandar una nación si el pais lo nesesitara, eran fuertes, inteligentes, o por lo menos eso se decia antes de que ocurriese esa catastrofe que repatió a los pueblos por el mundo. El las recorbada tal cuenta la historia, pero no tenian alas, eso solo era un dichoso don de los varones. Estos tenian prohibido andar con mujeres de otras tribus si es que no tenian un cargo politico. Gabriel podria haber desovedezido la ley por ella y sufrir las penas que demandaba la tradición.
Ahora, el caso es que ella.... Tenía alas, y eso lo inquietaba. ¿Podia ser una doncella tan independiente, como para avanzar los frios interminables del este, los caloresc infernales y agobiables del sur sin necesitar de un angel acaso? Era inquietante y enfermantemente atractivo, una mujer Inteligente como para mandar a las naciones, Con caracter para dirigirlos en guerra, con sutileza para acabar con la pobreza y ahora con ¿INDEPENDENCIA como para atravezar el mundo por su propia cuenta?... Quizas solo fué un sueño, pero ella era así, y al sentir las alas de su espalda, en lo unico que pudo pensar era en bailar con ella, taparla a besos escondidos bajo el manto de la música, acariciarla y seguir sintiendo las alas de ella, la dicha no lo dejaba pensar, se sentia drogado, lo dulce y hermoso de su cuerpo lo nublaba y hacia que se entregacen a los placeres se sus labios, el la envolvió en sus enormes alas, ella se entrego al calor en la internidad y oscuridad, Gabriel, volando la sacó de ai, se tendieron sobre pastos frescos de la pradera, y envuelta en sus alas, dulcemente contemplando las estrellas y entre besos y caricias, cerraron sus ojos para dormir... Fué, un sueño perfecto...